
A Lila, esa sala le
resultaba familiar. Tras pensar mucho rato, se quedó dormida.
Cuando despertó recordó la habitación: ¡Era la misma sala que
en su sueño! Cuando se recuperó del susto, miró hacia el cuadro.
¡La niña ya no estaba!
De repente escuchó un sonido atronador, venía de abajo. Ella
bajó hasta la cocina, aterrorizada. Cuando llegó a ella vio a la niña del cuadro llorando en un rincón.
Lila se acercó a ella, y le preguntó: - ¿Qué te sucede?
-Llevo aquí años, atrapada entre estos muros.
Lila cerró los ojos incrédula pensando si aquello que estaba
viviendo sería verdad. Cuando abrió los ojos, la niña del cuadro desapareció.
La mansión era enorme. Constaba de dos pisos y una
buhardilla. El retrato de la niña, siempre había estado guardado en la parte de
arriba. Era una zona fría y sombría. Apenas entraba la luz y solían escucharse
ruidos atronadores a media noche. Cualquiera tendría miedo de vivir en un lugar
tan tétrico como aquel.
Lila sabía que aquella no sería la última vez que vería a
aquella misteriosa chica rubia.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario