El temible capitán Gaspar era delgado y alto. Llamaban la
atención sus enormes y expresivos ojos azules y su boca grande y perfecta.
Solía llevar un pendiente redondo dorado y le gustaba vestir con una camiseta
negra y reluciente. Entre sus pantalones, destacaban unos de color gris que
intentaba combinar con sus botas altas y negras y su chaqueta larga y gris.
El pirata se encontraba en la cueva. Era rocosa y bastante oscura. Del techo
colgaban piedras puntiagudas y el agua era cristalina. Desde la orilla se veían
los peces y renacuajos. La arena era fina, y sus piedras relucían a través del
sol.
El pirata se quedó embobado mirando aquel magnífico lugar.
De repente exclamó: -¡El tesoro es increíble!
En el cofre encontró monedas doradas, collares y anillos,
un telescopio y también había una pirámide pequeñita y un mapa del tesoro. En
el mapa del tesoro aparecía una X dibujada en una zona para encontrar otro
tesoro. Los piratas tendrían que realizar una prueba antes de poder partir
hasta aquel lugar.
Antes de empezar la
prueba, el pirata se encontró a una sirena entre las rocas de coral. Tenía el
pelo rubio y una preciosa cola de color dorada, que brillaba al reflejarse el
sol en ella.
CONTINUARÁ...
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